DESMONTANDO TERAFINES

castillo arena definitiva

“Solo el fuerte puede proteger al débil. Solo el noble de corazón puede inspirar a otros hombres a la nobleza, al sacrificio, a la autodisciplina, al amor.” Taylor Caldwell

Según las leyes físicas, cuánticas y humanas (lamentablemente), resulta mucho más fácil destruir que construir. Observad, por ejemplo, el trabajo meticuloso, concienzudo y paciente de una persona mientras levanta un castillo de arena junto a la orilla del mar, en un ejercicio que puede llevarle horas de esfuerzo y cómo, sin embargo, el simple azote de una ola puede derribar su labor en tan sólo unos segundos.

En política, como en tantos otros ámbitos de la vida, por desgracia sucede lo mismo con excesiva frecuencia. Y aquello que unos tratan de construir por el bien común, otros se empeñan en destrozarlo de manera compulsiva y, lo que es peor, con odio y con el empleo de todo tipo de artimañas que les permitan diluir el aspecto positivo de la buena gestión que para ellos, tristemente, les es adversa.

En el Partido Popular estamos por la construcción, por el diálogo, no por la confrontación, un ejemplo de ello es la labor del Gobierno de Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid. Eso no significa que seamos laxos en nuestros valores y principios, que defendemos con absoluta pasión y convencimiento, pero es cierto que siempre tratamos de buscar más lo que nos une con otros grupos y opciones, que aquello que nos diferencia, siempre en beneficio del entendimiento común y de una construcción participativa. Sin embargo, los portazos dialécticos, los insultos y las trampas…tampoco nos achantan.

Entre nuestros principios, la libertad y el respeto vertebran el resto de valores. Libertad del individuo como ser único e irrepetible, elemento enriquecedor de la sociedad; y libertad de elección y de participación en la misma.

Creemos firmemente en el esfuerzo, el trabajo y la meritocracia; por ello defendemos la seguridad jurídica que ampara la propiedad, contra el intervencionismo, la ocupación y la incautación. Apostamos por las políticas económicas liberales, garantes de la mayor flexibilidad, crecimiento y desarrollo y, naturalmente, por la bajada de impuestos.

Para nosotros lo importante son las personas englobadas dentro de una sociedad civil vertebrada, por ello, seguiremos impulsando todas aquellas iniciativas que redunden en darles protagonismo.

Continuaremos colaborando con nuestros mayores, buscando la total integración de los vecinos inmigrantes, apoyando a nuestros deportistas y a los jóvenes talentos culturales, escuchando a los centros de educación pública, impulsando el comercio, el emprendimiento y la creación de empleo local, y trabajando para mejorar la calidad de vida de las personas con alguna discapacidad.

Algunos lo llaman “estar en la foto”, nosotros, sin embargo, trabajar por nuestros vecinos. No concebimos otro modo de entender nuestra responsabilidad de servicio público. El mayor patrimonio que posee un pueblo, son sus vecinos, y nuestra mayor responsabilidad es cuidarlo, cada día.

Nuestra política es seria, rigurosa y está basada en el conocimiento profundo de las diferentes realidades, para alcanzar los mejores resultados de gestión. Por mucho portazo dialéctico que nos aflijan, por muchas artimañas que utilicen en contra, nuestros principios y valores permanecerán sólidos porque no responden al capricho o a la improvisación.  La experiencia nos ha enseñado cómo abrigar nuestro castillo frente al azote de las olas, como evitar la contra, aplicando el esfuerzo, como -en definitiva- seguir desmontando Terafines.

TÍTERES SIN CABEZA

Títeres sin cabeza_14_02_2016

«Me gustaría mandar un mensaje de esperanza a las personas que han pasado por algo parecido, porque creo que se puede lograr, quizá no superar, pero sí aprender a vivir con ello”. Soledad San José (víctima del terrorismo). Testimonio. La Voz de las Víctimas, APAVT, 2016.

A lo largo de los últimos cincuenta años, el terrorismo ha desolado la geografía española, dejando un atroz rastro de crímenes: más de 1.220 personas asesinadas, y miles de ciudadanos heridos. Familias destrozadas, vidas rotas para siempre, sueños que nunca llegaron a cumplirse, dolor infinito, impotencia, miles de preguntas que se agolpan pero que nunca hallan respuesta… sufrimiento, terror.

No, amigos, no estamos para títeres, para juegos, ni para bromas. No podemos consentir la burla sobre el dolor. Y mientras otros tratan de excusar semejante aberración, nosotros rendimos homenaje a las víctimas del terrorismo.

Mientras otros estudian pactar con quienes un día asesinaron y masacraron a cientos de españoles, nosotros no cesamos de manifestar públicamente nuestro apoyo a las víctimas del terrorismo.

Mientras otros tratan de diluir y edulcorar el rastro sangriento de la barbarie terrorista, disfrazando su atroz trayectoria, como si de una guerra entre dos bandos de iguales se hubiera tratado, nosotros apoyamos todas las iniciativas que contribuyan a erradicar la ideología fanática que lo sustenta.

Mientras otros pretenden pasar página, anestesiando la memoria de los ciudadanos, nosotros perseguimos la verdad para que se resuelvan todos los asesinatos que están pendientes, para que no se rebajen las condenas, y para que no exista ningún tipo de concesión,  a quienes no tuvieron reparo ni compasión en separar de forma cruel y para siempre, a las víctimas de sus familias y amigos.

Mientras otros vitorean a los asesinos, jalean su barbarie en homenajes y festejos, y ensalzan el terrorismo con títeres, nosotros levantamos la voz, alto y claro, clamando por la VERDAD, MEMORIA, DIGNIDAD Y JUSTICIA.

El nombre de cada una de las víctimas pertenece a un rostro, a una historia humana. El horror y el sufrimiento provocado por un atentado, no comienza y termina en ese nombre propio, sino que incide de forma encadenada en otras muchas vidas, que rodean esa historia humana.

Todos ellos son el estandarte de la valentía, del espíritu de superación, de la fuerza y del sacrificio por España, por su unidad y su libertad. Los españoles les debemos mucho; con el dolor no se juega. No estamos para títeres, no olvidamos las manos que los manejan.